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sábado, 26 de diciembre de 2009

Ritual para recibir el Año Nuevo


Cuando estamos cerca de empezar un nuevo año en acostumbramos a realizar una serie de celebraciones tradicionales para darle la bienvenida. Cenamos con la familia, asistimos a fiestas, cantamos por las calles y, sobre todo, nos tomamos las doce uvas de la suerte y nos deseamos un próspero Año Nuevo. Los deseos de prosperidad a veces resultan frases hechas que decimos por costumbre, porque eso es toca. No obstante hay una manera más eficaz para que esas frases alcancen una auténtica dimensión y nuestros deseos sean empujados hacia su realización. Y ese es el Ritual del Año Nuevo. Este ritual utiliza la técnica de la magia a través de las velas. La magia de las velas no es algo que el hombre contemporáneo haya desenterrado para divertirse sin más. Nuestros antepasados utilizaban el fuego en casi todas sus celebraciones o como ayuda para conseguir que sus deseos fuesen satisfechos y sus objetivos cumplidos. Dirigían su fuerza interior con el fin de influir en los seres y en las cosas. Y se ayudaban del fuego. Exactamente lo mismo que podemos hacer nosotros. .

Si nos decidimos a realizar este ritual para conseguir nuestros fines y que se cumplan nuestros buenos anhelos para el Año Nuevo tenemos que tener en cuenta algo que es muy importante: el proceso de concentración. Es la mejor manera de dirigir nuestro pensamiento hacia el fin que se quiere conseguir. Para ello debemos poner todo nuestro empeño, pensar en un objetivo claro y dar por hecho que el resultado va a ser el que deseamos. El objetivo principal es que el año entrante sea mejor que el saliente. Es por tanto un ritual de afirmación, con el que queremos potenciar y avanzar hacia algo mejor en todos los sentidos. Para conseguirlo utilizamos una serie de elementos que en este caso van a ser cuatro velas de determinadas formas y colores y el altar (o soporte donde vamos a colocarlas).

El color de las velas es importante porque encierra toda una simbología que es necesario conocer. La vela blanca en forma de pirámide de seis caras simboliza la limpieza y la purificación. Con ella eliminamos todo lo negativo que nos rodea y ayudamos a que el Año Nuevo sea un período limpio y esté libre de los malos augurios. Las velas esférica plateada y dorada nos indican la transición de un metal precioso (la plata) a otro metal precioso (el oro) mucho más valorado. Simboliza el paso hacia algo mejor. La vela color rojo la utilizamos para potenciar esa transición. Por último el soporte para las velas, el altar, está pintado con todo el espectro de colores del Arco Iris que juntos se transforman en blanco, el color de la pureza.

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